Las famosas palabras que se pronuncian
para anunciar la elección del líder de la Iglesia Católica tuvieron ahora una
resonancia especial para América Latina, que se sentía abandonada por el
Vaticano. Finalmente llegó el primer papa del Nuevo
Mundo.
Habemus Papam. Tenemos papa, dijo Tom
Quigley, ex asesor de política para asuntos de América Latina y el Caribe de la
Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos. “Esto va a inculcar una sensación de orgullo y felicidad. Tendrá un efecto muy positivo”, añadió.
Algunos esperan que el Papa
traiga una calidez cultural y familiar
La elección como papa del excardenal
argentino Jorge Bergoglio inyectó
energía inmediatamente al continente más católico del
mundo, justo en momentos en que estaba perdiendo fieles rápidamente.
Muchos esperan que el papa Francisco I traerá una calidez cultural y
familiar, mientras presiona para que la Iglesia haga frente a la brecha entre
ricos y pobres de la región. También es visto como alguien que podría tender un
puente entre los políticos de izquierda y derecha de América Latina, pues él
como conservador se dedicó a la lucha contra la pobreza y no tiene miedo a hablar
en contra de las jerarquías.
En primer lugar, la designación de
Francisco I como papa fue
interpretado como un reconocimiento atrasado a una región que aloja el 40% de los 1,2 millones de católicos del mundo y que se
sentían distantes del ex papa Benedicto XVI.
Fue “un reconocimiento a millones de feligreses de habla hispana que la
Iglesia Católica posee”, dijo el presidente salvadoreño, Mario Funes.
Casi todo lo que se ha dicho sobre Francisco I indica un cambio de su
predecesor, un académico reservado. Benedicto XVI se enfocó en Europa y fue
criticado por haber esperado siete años antes de visitar América Latina, en un
viaje el año pasado a México y Cuba.
Francisco I proviene de la orden de los jesuitas
El nuevo
papa escogió un nombre que nunca se ha utilizado, en una aparente referencia a un
fraile humilde que dedicó su vida a ayudar a los pobres. El nuevo papa también
proviene de la orden de los jesuitas, que nunca había dado un papa. Francisco I
ha opinado que la actividad esencial de la Iglesia debe ser el alcance social,
en vez de las batallas doctrinales.
“Para mí es una señal de Dios, de un Dios que nos está invitando a
comprometernos más en la misión continental”, dijo el obispo Eugenio Lira,
secretario general de la Conferencia Episcopal Mexicana.
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